Unionistas consigue salor indemne de la jornada como yo del apagón: por casualidad.
Dicen que cuando todo falla, solo queda la fe. Por eso sigo creyendo en ser poseedor de un talento innato para hacer frente a la adversidad y salir vivo de las situaciones más extremas. Algo así como este Unionistas que, sin ser capaz de marcar un gol en los últimos cuatro partidos, y con la propuesta más ramplona que se recuerda haya conseguido acabar la jornada fuera de los puestos de descenso. Es para creer en los milagros.
El lunes, la vida e Iberdrola, me dieron la oportunidad de ponerme a prueba. Si te estoy contando esto, te anticipo, es porque salí indemne.
Un transistor, pilas, cinta americana, latas de calamares en su tinta, un hornillo pero sin bombona, una navaja Victorinox -regalo de boda de mi hermana- de linterna la luz de la bicicleta que no he usado nunca y vivir en un edificio de los años sesenta sin ascensor pero con una barandilla recién puesta desde el bajo hasta el cuarto, me libraron de todos los males y no me impidieron disfrutar del lunes de aguas. Es más, para celebrar que Jimena, Sergio, Marta y yo sorteamos el apagón sin incidencias y creyendo que estábamos en racha, compramos lotería y alquilamos apartamento en la playa para pasar el puente en Portugal. Ni el reintegro ni un rayo de sol hemos recibido a cambio.
Lo mejor del fin de semana, aunque me duela decirlo, es no haber asistido al partido de Unionistas frente al Sestao. Estaba en carretera luchando contra los elementos, el telepeaje y una lista de reproducción infernal de Luli PanPin. Debe haber sido más duro, según me cuentan, he leído y he visto, lo del Reina Sofía de hoy domingo ante el Sestao River.
Hace un mes llegaba José Luis Acciari con su kit de supervivencia al banquillo de Unionistas con una misión: conseguir seis puntos. Treinta días después se antoja una quimera. El técnico argentino llegaba, perdón por la referencia vintage, para hacer de McGyver y, con las cuatro cositas de andar por casa que hay en la plantilla, conseguir el objetivo y salir por la puerta grande habiendo hecho tres cositas con criterio marchándose pareciendo un genio de la pizarra. Sin embargo, su trabajo parece haber cortocircuitado al equipo y, peor aún, desconectado a una grada que no sabe cómo animarse.
La fórmula de Acciari es clara. Apostar siempre por el mismo once, cinco defensas y a esperar que suene la flauta. Y la flauta no suena. La afición se desespera viendo que en cuatro partidos cero goles y dos puntitos. Ni Lotina ni Rafa Dueñas podrían empeorarlo.
Podemos pasar el tiempo buscando culpables. Agotada la bala del entrenador, de los jugadores, ahora se señala a la directiva. Lo mismo pasa por lo del lunes, en apenas siete días, no ha habido quien no haya sido señalado.
Quedan tres partidos y aunque cueste, aunque duela y creamos que no nos queden fuerzas para creer, debemos seguir intentándolo. Creer en lo que es Unionistas. Unionistas de Salamanca no es solo fútbol, es un proyecto levantado desde cero por muchos a quienes hoy se señala.
En momentos difíciles como los de hoy conviene recordar que Unionistas es un conseguidor de imposibles porque socios, afición, simpatizantes, voluntarios, patrocinadores, grupo de trabajo y directiva son los que, con la convicción de que este el proyecto de club del que queremos formar parte, aunque nadie apostará por ello lo acaba logrando.
Si, por imposible que parezca en Casas del Conde, tras medio siglo se registró esta semana un nacimiento... Todo puede pasar. Creamos.
Siempre. Ad Astra per Aspera.